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martes, 7 de julio de 2009

XII Extreme Bardenas

Son las 4 de la mañana del Domingo 5 de julio del 2009. Estoy despierto hace no sé cuanto rato ya. Me han dejado sólo en casa y la verdad no estoy acostumbrado, se me ha hecho larga la noche acostándome pasadas las 12 y media. Tengo que levantarme, vestirme y montarme en la bici hasta la gasolinera de los enlaces que es donde hemos quedado, allí me coge la bici Tony y yo en el coche de Vero, con Pilar y María nos uniremos a nuestra modesta caravana hacia Arguedas rumbo a la 12 Extreme Bardenas. Puro BTT en el desierto. Un vaso de café con leche y una sola galleta que he podído encontrar (cuadrilla de buitres tengo en casa), es mi desayuno.
Son las 6 menos veinte y salgo de casa con la bici. Es noche oscura todavía. Hago más de 7 km hasta los enlaces con mucha tranquilidad. La mañana me parece bastante agradable, no hace calor, voy bastante ligero de ropa pero a gusto. Una vez más me pregunto: ¿por qué me he tenído que embarcar en esta aventura?. No tengo buenas sensaciones, no he podído rodar más que los fines de semana y veo que no llego cómodo a los 100 km. No lo quiero reconocer pero sé que es un reto, hacer mis últimas Bardenas como sea. Seran las terceras, 2004 y 2005 ¡qué lejos quedan! fueron las anteriores. El año pasado estaba inscrito y dos semanas antes del día, en una caída tonta, me partí la clavícula derecha. Fuí con el grupo y mi corsé, me empapé del ambiente desde fuera y me dije que volvería encima de la bici. No lo puedo dejar para más adelante, tiene que ser ya, va a ser hoy, como sea...
Las 9 de la mañana ya, estoy en la salida con el grupo. Una vez más en el quinto pepino, casi en la cola de un pelotón de 1.500 ciclistas. Vamos 8 en el grupo, los conozco o eso creo e imagino que van a tirar a muerte, no tengo ganas, más bien pocas ganas. Salimos del pabellón Miguel Induráin y tras dar una vuelta por Arguedas ya veo lo que me espera, voy muy atrás y no hay forma de poder rodar cómodo, habrá que esperar unos km para poder hacerlo. Hay embotellamientos de ciclistas, saco un par de fotos, la subida a la Madera no la hago cómodo, no puedo subir entre tanta bici y vehículos de la organización, los dejo pasar y otro par de fotos. Damos una vuelta en círculo y ahí recupero posiciones y alcanzo al grupo justo antes del avituallamiento, alguno del grupo casi está a punto de salir, los noto nerviosos. Como poco y bebo mucho, vamos, casi la dieta de cucurucho. Salgo del avituallamiento y ahora empieza la verdadera diversión, nos encontramos juntos tres del grupo, Tony, Sherpa y yo, hace viento que aunque es de agradecer, te va mellando las fuerzas, los km se van sumando y vienen las crisis habituales. Quizás algo pronto, pues llevamos apenas 60 y noto que no voy bien y no soy el único. Vamos rodando como buenamente podemos, esperando al que se descuelga en algún momento y viendo como la serpiente multicolor nos va pasando inexorablemente hasta el km setenta y tantos en el que tras una parada técnica, uno de nosotros se quita un peso de encima que milagrosamente nos hace avivar la marcha a los tres. Seguimos parando en todos avituallamientos, esta vez no estoy por la labor de saltarme ninguno, Llegamos a la cuesta de las Yeguas y justo en el principio noto que se me agarrota la pierna izquierda, echo pie al suelo y junto a mí los dos compañeros de aventura, estiro un pelín y les digo que vayan subiendo que voy poco a poco, hasta que no arranco no salimos los tres, y con tranquilidad, sin más problemas coronamos la cuesta, otro par de fotos. a partir de aquí ya, la velocidad va en aumento hasta el Yugo, que subimos como buenamente podemos, pienso pasar de largo arriba, pero paro, me bebo un botellín de agua y hasta la meta ya sin problemas y casi con fuerza.

Mi agradecimiento tanto a Sherpa como a Tony por su compañía tanto en los buenos como en los malos momentos.

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